Palabras dedicadas por Soledad Murillo a Icíar Bollaín
Siento mucho que mi cuerpo se haya declarado en contra de mis ganas de bailar con vosotras.
Tengo gripe, pero quiero hablar.
Tengo la suerte de haber conocido a Icíar Bollaín en persona, cuando con Elena Taberna, estaba en mi despacho del Ministerio de Trabajo para crear un espacio de vindicación.
Ellas impulsaron la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales de España (CIMA).
Estaba emocionada, me parecía una oportunidad única presenciar el inicio de un proyecto tan apasionante.
La misma Icíar, que para mí también evocaba la miliciana de Tierra y Libertad, de Ken Loach, la misma Icíar que llevó a las salas de los cines, la soledad de las mujeres golpeadas por aquellos que dicen quererlas.
Icíar estaba frente a mí, sin la vanidad propia de una persona conocida y reconocida.
Todo lo contrario, Icíar pensaba en plural, y más aún, en femenino plural.
Es una fortuna saber que todas cambiamos el guión todos los días, cada una desde su plató: la oficina, la política, la escuela y, por supuesto el cine
Lo mejor de nuestro guión es que no queremos renunciar a nada.
Con las culpas o sin ellas, cuando así lo hacemos, sabemos que las niñas del futuro, ya no pedirán permiso, porque sabrán que a ellas les pertenece el mundo.
Gracias Icíar y mil abrazos.
Soledad Murillo